amí me pareció raro que saltara por encima de la valla en lugar de abrir con llave como siempre, pero como a veces lo hace...
Después, cuándo le ví encaramarse de nuevo para salir, me dije:
- Y nosotros, ¿por dónde salimos? Nosotros no podemos saltar tan alto!
Y pensé: ¿no se habrá olvidado la llave? y me olí lo peor: Adiós paseo!
Efectivamente, al bajar por el otro lado de la puerta, subió a la bici... y adiós.
Llegó el otoño. Al acabar el verano, Cuca viene menos a sacarnos de paseo porque estudia fuera. Viene un domingo al mes o así, y mientras, la echamos mucho de menos, sobretodo yo.
Cuando el maíz pierde el color verde y se pone pajizo y empiezan a caer las hojas de los árboles, llegan la ovejas, que bajan de la montaña a pasar el invierno aquí en la ribera.
Y cuándo el rebaño está en el campo pastando, a nosotros no nos sacan.
Si no acercáramos a él, entre los perros que las guardan y nosotros armaríamos una buena, seguro.
Así que si salimos algún día, es por la mañana, antes de que el pastor saque a mediodía a sus ovejas.
El domingo fuimos como de costumbre hasta la presa de La Huerga. Aún no está el agua muy fría, así que nos bañamos, aunque no demasiado.
Aquí están las fotos. Para que nos vea Cuca. Estoy deseando que llegue el puente para que venga y jugar con ella.
