jueves, 29 de noviembre de 2012

Marronazo de Niko

Puf!! Vaya pollo que se ha montado esta tarde!
Mejor dicho: Vaya la que ha montado Niko!
No os he dicho que Niko, Zeus y yo vivimos en una granja de cerdos, es decir, somos perros porqueros.
Cuándo nos dejan entrar adonde viven  los cerdos, Niko y yo estamos todo el rato ladrando a los cerdos al lado de las puertas, que son de rejas y les vemos. Cuándo se acercan olisquear, metemos las patas entre las rejas para tocarlos.
A veces Guiver se cabrea porque ladramos mucho, los dos a la vez, y dice que le volvemos loco.
Zeus no ladra, aunque, como es tan grande, se sube para verlos por encima de la pared.

Esta tarde Niko ha liado una buena.Cuándo Guiver estaba afuera cargando remolacha para dar de cenar a los cerdos, se ha subido a una paca de alfalfa también preparada para ellos, ha saltado la pared del pasillo,  entrando en una delas cortes, y ¡hala!   a corretear dentro, y los cerditos corriendo despavoridos a un lado y otro Uh! Uh! Uh!   Uh! Uh! Uh!. Guiver estaba fuera, y cuándo ha oído a los cerdos tan alborotados, se debió oler algo, y entró corriendo dicendo ¿Qué pasa que hay tanto jaleo?

¡ ¡ ¡ N I I I I K O O O O O ! !

¡Madre mía! Hasta yo me que dé paralizado por el grito! Niko también. Pero enseguida le distrajo un cerdo que pasaba a su lado, y ¡hala! salió corriendo tras él, ladrando aquí a allá, a todos los cerdos con los que se cruzaba, pues cuándo llegaban al fondo, volvían corriendo y gruñendo.

¡Niko!, ¡Niko!, ¡Niko!, sal de ahí ahora mismo, sal de ahí que te capo!  Gritó mientras de un salto entró a buscarlo.

"Uy uy uy uy  la que le va a caer! ¿A quién se le ocurre?" pensé mientras veía cómo Guiver le preseguía, y Niko intentaba esquivarlo. Pero al final, lo arrinconó y lo trincó del pellejo del cuello y lo trajo hasta la puerta desde la que yo, acojonado, contemplaba la escena. Con Niko al rastro, llegó a la puerta, y mientras la abría para sacarlo, yo por si acaso me escabullí. Yo no había visto nada. Zeus se acercó a ellos.
Lo sacó afuera, le puso su collar, y lo llevó hasta uno de los parques exteriores vacío, y se metió allí con él. Zeus les acompañaba. Es muy celoso. Cuándo está aquí guiver no se separa de él, ni deja que nosotros dos nos acerquemos.
Lo que yo imaginaba, iba a encerra a Niko ahí afuera, en un corral de cerdos sin cerdos. Y ¡anda! también ha dejado a Zeus dentro. Uy uyuyuyu! Esto me huele mal. Yo me largo.
- Yakooooo !
- "Es a mí? Yo no he oído nada". Sigo mi camino hacia mi escondite para estos casos.
Coge mi collar, y me persigue.
- Yako! Ven aquí!
Tampoco es cuestión de cabrearlo más, así que me estoy quieto. Como me temía, me pone el collar, y tirando de él, me lleva con los otros dos.
- La que has liado, tío! ¿Estás loco?
- Me puse a saltar, y varios gorrininesa mirarme y sonreír, y yo venga a saltar emocionado, y cuándo me día cuenta, en uno de los saltos, debajo ya no estaba la pared, y caí en medio de los cerdos. ¿Has visto el jaelo que han armado?
- Tú si que la has armado. Por tu culpa vamos a pasar la noche aquí encerrados!
- A mí no creo, yo no he hecho nada.
-  El niño mimado! Claro! Cómo lo va a dejar su papi aquí, tendría frío. Contesta Niko.
- Como pasemos todos aquí la noche por tu culpa, vas a ver lo que es bueno!
Y aquí acabó la discusió porque enseguida Guiver acabó de dar la cena los cerdos, nos ha abierto la cancela, y hemos podido salir, pero hasta mañana ya no podremos volver a jugar con los cerditos, y todo por culpa del cabrito de Niko!
Ya os seguiré contando

martes, 6 de noviembre de 2012

Hola, soy Yako

Hola, soy Yako.

Soy un Sharpei, aunque un poco raro, pues tengo el pelo largo. Según Cuca, mi dueña, algunos nacemos así.
Yo nací en Alicante en noviembre de 2010. Mi madre se llamaba Sira, y su dueña es prima de Cuca, por eso me dió a ella como regalo de navidad y con dos meses me trajeron a León, que es donde vivo ahora.
Cuándo llegué aquí casi me muero de frío, pero enseguida me llevaron a ver a Perla, que vive con la abuela de Cuca. Perla no tenía frío, me dijo que estaba estupendamente, todo el día al lado de la estufa.  me dijo que donde ella nació hacía mucho más frío, y mucha nieve, que en la tele se ve estupenda, pero que en realidad está helada, y muy húmeda.
Enseguida me acostumbré al frío, y aprendí a buscar los sitios más calentitos para dormir. Bueno, me los enseñó Silvestre, un gato que había venido de Murcia antes que yo. Me dijo que él había llegado en verano,por lo que cambió  a mejor,pues en Murcia hacía demasiado calor en verano. Aquí estaba más fresquito, y tenía césped, y una nogal para subirse, y una parra por la que engarriar hasta el corredor, donde podía dormir tranquilo durante horas sin que nadie le molestara.

Silvestre (Silver) a veces desaparecía durante varios días. Esos mismos días yo oía maullidos de varios gatos a todas horas, sobretodo por la noche. Yo creo que uno de ellos era él. No sé si discutían o se reían, porque yo no entiendo el lenguaje de los gatos. Con Silver me entendía con signos, tocándonos con las patas,  y mezclando su lenguaje con el mío.Un día por la mañana se fue y no volvió más. Ese día no oí maullidos.
Este año, en marzo, llegaron dos perros más. Niko, de cinco meses y Zeus, de dos. Al principio me daban mucha guerra, tan pequeños, todo el día jugando sin parar. Lo mordían y lo rompían todo.
Desde que llegaron, como ellos no sabían dónde tenían que hacer pis y caca, y lo soltaban donde les venía, no nos dejan entra a ninguno a la casa. Con lo bien que vivía yo solito. Bueno, con Silvestre también, pero estos pequeñajos... ¡Y comen como limas! Antes no tenía que compartir la comida con nadie, era toda para mí.

Cuándo aprendieron a decir algo, me dijeron que antes de venir aquí estaban en un sitio con jaulas, donde había muchos perros, y estaban casi todo el tiempo solos,menos cuándo iban unas chicas a darles de comer y limpiar la jaula. A veces los sacaban a un patio grande, pero en todos los sitios había más perros, y ellos eran los más pequeños, y a veces tenían miedo porque veían a algunos mayores pelearse. Estaban mucho más contentos aquí. ¡Claro! Todos les daban mimos, Cuca, su hermano Nano, y los padres, Guiver y Sue.
Crecieron muy deprisa, sobretodo Zeus, que en poco tiempo creció tanto que se hizo más grande que yo, aunque es todavía un niño juguetón.

Para despedirme dejo una de las pocas fotos que han podido hacernos en la que salimos los tres.
Muchos besitos de perro. Quiero trasmitir a Cuca que la echamos de menos, porque este fin de semana no ha venido a León y no la hemos podido ver ni dar un paseo con ella.